lunes, 17 de septiembre de 2007

Vacaciones...

Menudo día, la lluvia no para de caer y es un fastidio el que hoy tenga que hacer de recadero.
El objetivo de hoy es arreglar unos asuntos con un hombre llamado Javier García, dueño de una tienda de electrodomésticos, y un buen cliente nuestro. Si, he tratado varias veces con el. Es un tipo verdaderamente excepcional en el trato afectivo social, siendo cortés en todo momento, resultando agradable y nada obtuso en las discusiones diarias.
Vivía en pleno centro de ciudad, en una calle estrecha, alejada de la multidud, en un pequeño pero decente apartamento. Se notaba que era soltero. Se le habia visto en varias ocasiones con varias mujeres entrando a la casa (segun los rumores algunas eran de pago); al parecer estaba hecho un mujeriego.

Esta ciudad es un asco, nada más que tráfico y gentuza maldiciendo al conductor vecino, que simplemente va en su carril, y que se ve asaltado por una ingente cantidad de persona que tiene prisa por correr la vida. Si la vida es igual de corta, no la vas a alargar simplemente por ir más rápido por la calle, o hacer más cosas diariamente que el viandante de tu lado. Lo dicho, un puñado más de gente estúpida, con maneras estúpidas de vivir el día a día.
Maldita sea, otro adelantamiento apurado.
¿Pero qué es lo que veo? Un ratero robando el bolso a una bonita joven. Y la gente de alrededor solo agarra sus propias pertenencias y aligera el paso. El panorama no es más desolador porque la sociedad no puede ser más decadente. Vivo en un mundo en el que las personas van por su camino, sin mirar atrás, ni siquiera a los lados. Los compañeros dejados atrás, la novia que nos abandonó o dejamos en un tiempo lejano, el profesor que nos dió esta y aquella materia. ¿Quién se acuerda de ellos?
Ya solo valen los propios intereses...
Haré el trabajo rápidamente, y me tomaré un buen café, de esos que mueven el cuerpo al caer por tu garganta... ya hemos llegado.
La puerta abierta ya tan temprano, pero no hay clientes todavía dadas las horas. Ahí está Javier. Después del trabajito me tomaré unas vacaciones, así estaba previsto. Los jefes ya me habían dado el permiso, tras acabar este encuentro.
Me muevo entre las lavadoras, saludo a Cristina, la dependienta. Javier al verme se queda paralizado, sabía que la había cagado, que los chivatazos no estaban permitidos en la agencia. Corre entre dos frigoríficos, hacia el almacen. Tarde, estaba todo premeditado, y no había escapatoria a nuestro encuentro. La pistola miraba hacia su espalda, directamente y un sonido sordo y atronador discurrió por toda la tienda. Javier García calló de bruces sin una sola articulación de sonido. Los gritos de auxilio venían de Cristina.
Me doy la vuelta y me dirijo a la puerta. Un trabajo bien hecho y unas vacaciones merecidas...


Un dolor caliente, seguido de frio gélido ha atravesado mi costado. Aun retumba en mis oidos el sonido seco y desgarrador. Antonio García, el hermano de Javier estaba en la tienda. Esto no estaba previsto. Un líquido caliente se derrama por todo mi lado derecho, llegando a la pierna. Veo a alguien con barbas negras acercarse a mi, la puerta de la tienda está entreabierta. Apenas veo...el de las barbas... no siento el cuerpo...
Lo... dicho... unas vacaciones... bien merecidas.